Os lo voy a demostrar jugando a un juego:
Supongamos que yo soy millonario y tengo ganas de compartir un poquito de mi gran capital. Entonces, ve que pasan dos personas. Esas dos no se conocen para nada. Llamémoslas A y B. Al sujeto ‘A’ le ofrezco 1.000 euros; a los que él me dice que claro, que sí que los quiere, como todo el mundo haríamos, vaya. Pero le digo que para que él pueda ganar esos 1.000 euros, le tiene que dar una cantidad de dinero al sujeto ‘B’, que no lo conoce de nada, con la condición que esa cantidad tiene que ser de mínimo 10, que sólo puede hacer una oferta y que si el sujeto ‘B’ deniega la oferta los dos se quedan sin dinero.
Entonces os pregunto: ¿Cuál debe ser la cantidad que el sujeto ‘A’ le debe ofrecer al sujeto ‘B’ para que éste acepte y los dos se queden con el dinero?
Pensadlo por un instante antes de continuar leyendo, por favor.
En serio, pensadlo.
Lo más normal es que hayáis pensado que le debería ofrecer alrededor de 500 euros, o sea, un 50% aproximadamente. Sería lo más lógico pensaréis. Pues no.
Lo más lógico sería que el sujeto ‘A’ al sujeto ‘B’ le ofreciera sólo 10 euros. ¿Por qué? Porque si alguien desconocido me viene por la calle y me ofrece 10 euros, así, de repente, los acepto sin miramiento alguno.
Entonces, ¿por qué habéis pensado que le tendría que dar aproximadamente el 50%? Porque sabéis que si el sujeto ‘A’ le hubiera ofrecido menos al sujeto ‘B’ éste hubiera dicho: “No, no me interesa, ahora nos quedamos los dos sin dinero.”
¿Qué nos enseña esto? Que somos unos egoístas y, además, sabemos que lo somos porque sabemos desde el principio que si le ofrecemos menos cantidad va a decir que no. ¿Por qué lo pensamos? Por que somos unos egoístas, porque nosotros lo haríamos.
Podéis hacer la prueba con vuestros amigos y veréis que la respuesta siempre, absolutamente siempre, será que darían el 50% aproximadamente. Probadlo y me lo comentáis por Twitter o en los comentarios del blog.
Pues nada más, esto ha sido todo por hoy. Si os ha gustado compartidlo con vuestros amigos, os lo agradecería.
¡Hasta otra!