Siempre nos han inculcado las maravillosas capacidades de los héroes. Ya sea en cuentos, películas, poemas, La Biblia... En las obras de ficción básicamente, sus cualidades han sido un ejemplo a seguir o un simple hecho de admiración hacia dicho héroe. Todas esas habilidades, desde un punto de vista realista, son imposibles de conseguir. Aunque lo intentes, nunca llegarás a ser un héroe, no está al alcance de nadie. Es más, los humanos estamos muchísimo más cerca de las cualidades de los malos de las películas, de los villanos, que de los idolatrados héroes.
Los villanos son muchísimo más
interesantes y atractivos que los héroes. No son perfectos, que al
igual que nosotros, tampoco lo somos. Tienen cualidades mucho más
humanas con las que sentirnos identificados, con ellos es muchísimo
más fácil empatizar. Los villanos son los únicos que se niegan a
seguir las reglas, como nosotros. ¿O a caso el ser humano sigue las
leyes al pie de la letra? No. De hecho, lo ilegal resulta
increíblemente atractivo para nosotros. Ellos se cuestionan todo, no
paran de hacer preguntas. Nosotros, o yo por lo menos, es lo que
hacemos. Los “malos de la película”, como su propio nombre
indica, no son reconocidos por sus buenas acciones. Las personas,
coincidiendo de nuevo con las características de los personajes
malvados, no es que destaquen por sus buenas obras. Somos nuestros
únicos depredadores, nos hacemos daño entre nosotros constantemente
y aún así muchos se identifican más con los héroes. Creo que no
hace falta matizar que el humano es malo por naturaleza, pues es una
obviedad sabida por todos.
Por otro lado, el malo, el villano,
siempre ha servido para realzar las cualidades del inalcanzable e
irreal héroe. ¿Quién determina quién es el héroe y por qué? ¿Y
si las labores del villano son realmente las que estás bien hechas?
¿Acaso no deberíamos cuestionarnos las cosas y luchar contra las
injusticias aunque dichas injusticias sean supuestamente unas pautas
a seguir? ¿Somos héroes o villanos?