Como bien sabemos, estas iniciativas, aunque se empiecen el famoso lunes, no suelen aguantar más de tres semanas. Pero, ¿a qué se debe esto?
Pues es muy sencillo. La mayoría de las personas quieren ver resultados a la mínima que hacen algún tipo de esfuerzo. Por ejemplo, si van al gimnasio, esperan adelgazar diez kilos o más en una semana y, como haciendo dieta y ejercicio durante dos días no ven resultados, lo dejan.
Este ejemplo puede ser aplicado a cualquier ámbito de tu vida en el que quieras conseguir algo que requiera un mínimo esfuerzo. Es obvio que no vas a conseguir nada porque te sacrifiques durante un periodo breve de tiempo, tienes que trabajar duro para alcanzar tus metas, luchar por ellas.
Pero tampoco, por otra parte, vamos a vivir en los mundos de Yupi y hay que ser conscientes de que no vamos a poder conseguir todo lo que nos propongamos; por lo que debemos ser realistas. Es más que claro que en dos meses que estudie alemán no voy a hablar como un nativo, ni porque vaya a correr en verano voy a conseguir completar una maratón en un tiempo medianamente decente. Seamos sensatos.
Para ello, las metas pequeñas y realistas son la clave. Éstas nos servirán para, poco a poco y paso a paso, ir alcanzando nuestro objetivo final. Puede que tardemos más de un año en conseguirlo, pero alcanzando estos objetivos de los que hablo no perderemos nunca la motivación y veremos, también, mejorías en lo que estemos intentando lograr.
Para finalizar, me gustaría darte un consejo a ti que me lees. No empieces ni el lunes, ni a principios de mes, ni a final de año a intentar conseguir un objetivo, ya que eso sólo te llevará a posponerlo una y otra vez. Lo que tienes que hacer es empezar HOY MISMO. Cambia desde YA. Cada día es un nuevo lunes.